En la sede de la Sociedad Rural de Tucumán se realizó ayer la segunda reunión organizada por el “Comité Salvemos al Maíz” con el fin de comunicar al sector las novedades que se dieron durante el invierno, respecto del achaparramiento. A la vez, se continuó con las recomendaciones al sector sobre cómo tratar esta problemática hasta el inicio de la siembra del maíz.

El achaparramiento, propio de zonas con climas tropicales y subtropicales, registró esta campaña un aumento poblacional extraordinario en zonas donde históricamente su vector, dalbulus maidis, se encontraba en poblaciones muy bajas, y no constituía una preocupación.

Tras la primera reunión organizada por este comité, a fines de abril, se generó mucha información y se especuló mucho acerca de qué se debía hacer para llegar a las fechas de siembra y decidir al respecto.

Quedó bien claro, y todo el sector estuvo de acuerdo, que era necesario llegar a las fechas de siembra óptimas para cada zona con la menor densidad poblacional posible de la chicharrita; y se trabajó mucho para eso.

Durante el invierno, el frío ayudó a que la población baje de manera diferente a niveles menos peligrosos. Pero las fechas óptimas y las condiciones de la región hacen que la fecha para sembrar esté todavía lejana y, por ende, con las poblaciones de dalbulus maidis aún puede suceder cualquier cosa.

Vale destacar que se trabajó mucho en lo relativo a esta enfermedad; y es bueno remarcar que la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y las organizaciones que la acompañan en estos trabajos, como los Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria (CREA), están convencidos de que la chicharrita es un problema grave y, en ese sentido, enfrentarla resulta un desafío.

Debido a ello, en las últimas campañas, a raíz de los incrementos poblacionales de dalbulus maidis y al aumento de la incidencia de las enfermedades trasmitidas por este vector sobre el cultivo de maíz, hizo que la Eeaoc y los grupos CREA del NOA establecieran un proyecto para el estudio de la chicharrita del maíz para los próximos tres años.

En este proyecto se están abordando aspectos bioecológicos de la plaga, el impacto sobre el cultivo y el desarrollo de estrategias para el manejo de esta nueva amenaza del maíz en nuestra región.

El estudio de la fluctuación poblacional indica que desde diciembre de 2023 a abril de 2024 tuvo un aumento muy importante, tanto en San Agustín como en Los Altos, donde también se observó un alto incremento de la infectividad del insecto. Durante el invierno la población bajó; y actualmente muestra una tendencia a crecer nuevamente.

Durante el estudio también se determinó la gran incidencia de las siembras escalonadas de maíz: no solo acrecientan la población, sino también su infectividad. Además, se dieron a conocer las etapas más susceptibles del maíz para que las plantas se contaminen con esta enfermedad, y se remarcó que el impacto del achaparramiento del maíz es más grave cuando la infección se da en etapas tempranas del cultivo.

Los trabajos que se realizan de manera conjunta entre la Eeaoc y CREA también incluyen los tratamientos de semillas, la evaluación de diferentes principios activos en tratamientos de semillas, y en tratamientos foliares. Se indicó que debido a las características biológicas de la plaga es necesario contar con un mayor número de alternativas -químicas y biológicas- para el manejo integral del vector en el cultivo en grandes áreas o con manejo regional.

La chicharrita del maíz y el complejo de enfermedades trasmitidas por el vector son problemáticas endémicas de las zonas productoras del norte del país. Y las altas poblaciones registradas en la actualidad determinan la necesidad de que se tome una serie de medidas que deben ser abordadas de manera integral y regional, según lo estipulan la Eeaoc, CREA NOA y el comité Salvemos al Maíz.

Para ello se pide que se trabaje en reducir las poblaciones del vector, el control de las pérdidas de cosecha de maíz, el control de maíces, el manejo de especies vegetales donde se refugia el vector, la concentración de las fechas de siembra, el monitoreo de las poblaciones del vector y por supuesto el vacío sanitario y un manejo integral de plantas guachas, sumado a un plan de comunicación veraz y concreto.

Estos temas ya fueron abordados en diferentes reuniones; y fueron tratados nuevamente con énfasis en la reunión de ayer, de la cual participaron técnicos de diferentes organismos de investigación, técnicos privados, productores, empresas de insumos agrícolas y funcionarios, que en conjunto deberán continuar trabajando en favor de un cultivo que es pilar en la sustentabilidad del sistema de producción agrícola ganadera del NOA.